Las familias suelen optar porque sus hijos realicen un año académico en el extranjero cuando están en 6º de Primaria, porque así se van antes de la adolescencia y de todos los cambios que conlleva. Los expertos afirman que la mejor etapa para emprender esta aventura abarca desde los 11 a los 17 años.
¿Qué es mejor: que se quede en un centro escolar o con una familia?
Si bien una estancia prolongada en una familia supone una inmersión en la cultura y costumbres del país, también añade un nivel de riesgo más elevado. El choque cultural puede ser grande y los cambios o circunstancias que se desarrollan dentro del ámbito familiar, imprevisibles a priori. Además, el número de actividades o entretenimiento del alumno disminuye enormemente arriesgándonos a que se produzcan largas jornadas delante de una tele o un ordenador.
El concepto de internado en nuestro país está totalmente distorsionado y va ligado a connotaciones negativas y no tan buenas experiencias. Sin embargo, contrasta con el concepto que se tiene de este tipo de colegios en otros países donde la educación en los internados es una excelente oportunidad de desarrollar competencias sociales, además de disfrutar de una calidad de enseñanza de altísimo nivel.